18 de abril de 2016

The Lonesome Go

The Lonesome Go. Tim Lane. Sapristi, 2015
Traducción de David Paradela López
"Siempre en movimiento, siempre a la que salta, siempre hacia el Oeste, preguntándome hasta dónde hay que llegar para que la ansiedad se convierta en sabiduría y pueda volver a dormir."
Si las pinturas rupestres son una de las primeras manifestaciones gráficas del ser humano, parece lógico colegir que, cuando nuestros antepasados sintieron la necesidad de contar algo, varios milenios antes de inventar la escritura, echaron mano de la representación en forma de dibujo; en este caso, no interesa tanto la cuestión artística sino la narrativa y la simbólica. Es este aspecto puramente narrativo, ya que carezco de criterio artístico para valorar la calidad del dibujo en sí mismo, la razón por la que, con menos frecuencia de la que sería aconsejable pero con la insistencia de la obstinación, he hecho, últimamente, varios intentos de penetrar en el mundo del cómic moderno.

No soy muy aficionado a los cómics; mi experiencia con el género empezó en los tiempos de la infancia en los que con la puntualidad del calendario devoraba cada sábado el TBO, y terminó, unos años después, con las aventuras de Tintín, los álbumes de Astérix y, finalmente, pero ya con mucha menos fidelidad, las entregas periódicas de los superhéroes de Marvel; después cambié las viñetas por los libros y, hasta hoy, mis incursiones en el género han sido muy esporádicas y poco gratificantes. Sin embargo, siempre he pensado que me he perdido historias de contrastada calidad literaria debido a ese prejuicio con respecto a la ilustración; por esta razón, y tras pedir consejo a un par de expertos en el tema que también conocen mis gustos literarios, decidí darle otra oportunidad con este volumen de Tim Lane.
"Uno puede vivir de recuerdos -pensaba- hasta que se le vuelven en su contra y lo convierten en fantasma."
The Lonesome Go (The Lonesome Go, 2014) se ha subtitulado "Un viaje a la deriva por el sueño americano" y es un álbum que combina historias en viñetas, páginas estáticas -que incluyen recortables de The Temptations y de personajes pertenecientes al propio álbum- y narraciones convencionales ilustradas; el campo de juego son las diversas visiones de la pesadilla, más que sueño, americana, el retrato del ambiente onírico de fracaso y desesperanza, versiones de los lugares comunes de la cultura alternativa y, en definitiva, la exposición de la estética del perdedor, el personaje marginal, encarnado en el hobo, el vagabundo que recorre la geografía norteamericana -aquí, particularmente, los estados del Sur- viajando ilegalmente en trenes de mercancías. Tal vez el ejemplo más representativo es el viaje del narrador a Hopeville, un asentamiento que fue suburbio de Saint Louis, en el que una caravana destartalada es la vivienda más sofisticada, y cuya población está compuesta por personajes marginales y automarginados, veteranos de Vietnam, ex-convictos e individuos de dudosa ralea preparados para escapar a la primera oportunidad pero irremediablemente anclados al lugar, al refugio en el que nadie pregunta nada y donde puedes vivir cómodamente si consigues evitar las peleas entre vecinos y sobrevivir a los tiroteos entre viejos o nuevos enemigos.

Lane centra su atención en los mitos de la cultura y de la contracultura estadounidense -las estrellas del soul de los años sesenta y setenta pero también Bruce Springsteen, y las eternas Harley Davidson- con la intención de devolverlos al mundo imaginario, extrayéndolo del espacio de representación en el que se le ha encerrado, vacío de contenido, bajo la hipótesis de que cuando el mito se convierte en icono se vacía de contenido para convertirse en una mera imagen.


The Lonesome Go es un volumen que va mucho más allá de la historieta ilustrada con más o menos fortuna; es un compendio de recursos gráficos pero también literarios -literarios puros- destinados a construir un retrato de conjunto que gana en riqueza debido a esa acertada variedad de registros.


Calificación: ****/*****

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