24 de febrero de 2016

El eco de memoria

El eco de la memoria. Richard Powers. Mondadori, 2010
Traducción de Jordi Fibla
"Cuando regresó a la sala de espera, vio a ocho hombre de mediana edad con ropa de franela, formando un círculo y con los ojos mirando al suelo. Emitían un murmullo como de viento que penetrara por las solitarias puertas de rela metálica de una granja. El sonido subía y bajaba en oleadas. Tardó un momento en comprender que se trataba de un círculo de oración por otra víctima que había ingresado poco después que Mark. Un servicio pentecostalista improvisado que abarcaba todo aquello que no alcanzaban los bisturíes, los fármacos y los láser. El don de lenguas descendía sobre el círculo de hombres, como una charla intrascendente en una reunión familiar. El hogar era el lugar del que jamás escapas, ni siquiera en las pesadillas."
Las relaciones personales entre Mark, un individuo que se ve afectado, como resultado de un accidente automovilístico, por el Síndrome de Capgras, una disfunción que afecta a la identificación de los seres queridos; su hermana Karin, a quien Mark ve como una impostora; y el profesor Weber, un neurocientífico mediático a quien recurre Karin en busca de ayuda, configuran la trama de esta impresionante novela que mereció el National Book Award en 2006. Unas relaciones que Powers explora detallando su complejidad laberíntica, analizando los nexos causales, casuales y utilitarios,  y evidenciando la imposibilidad de la comunicación primaria, ser a ser, enfrente de la facilidad de la mediatizada, rol a rol.
"Las cosas nunca fueron lo que fueron. Probablemente ni fueron lo que fueron ni siquiera cuando lo fueron."
Sobrevuela, junto con las grullas en época migratoria, un "personaje" secundario de la trama pero no por eso menos importante, el fenómeno de la regresión -Mark ha despertado del coma en un sistema de coordenadas cambiado-, de puesta a cero del marcador, que significa volver a empezar pero que no inicia nada nuevo: de lo que se trata fundamentalmente es de volver a recorrer el mismo camino trazado en el pasado como si fuera nuevo. Este regreso es ilustrado, por ejemplo, en los álbumes infantiles que encuentra Karin en una librería de segunda mano: en la "re-educación" de Mark van a intervenir los mismos libros, marcados todavía con sus iniciales, que le sirvieron en su infancia:
"Primero está en ninguna parte, luego no está. El cambio avanza a hurtadillas, una vida que pasa a través de otra. Cuando retrocede, ve la nada donde ha estado. Ni siquiera es un lugar hasta que los sentimientos fluyen en él. Y entonces pierde toda la nada que era."
Cuando alguien grita al eco podemos percibir perfectamente el sentido de lo que repite, probablemente porque también hemos percibido el grito original; por contra, ¿podríamos comprenderlo igualmente si no oyéramos éste? ¿Comprenderíamos nuestros recuerdos, en el sentido de percibirlos como propios, si nos faltara el referente a la situación original?

De lo que se trata, en definitiva, es de la configuración y de la búsqueda de la identidad, una huida del quién-somos hacia el improbable quién-deberíamos-ser.

Calificación: ****/*****

Una anotación: El Eco de la memoria (The Echo Maker, 2006) se hizo merecedor del National Book Award, que junto con el Booker Price británico y el Prix Goncourt francés forman la tríada de los  premios literarios de gran prestigio, todos, por cierto, concedidos a obra publicada. Uno repasa el palmarés del premio norteamericano y descubre algunos nombres -Faulkner, Bellow, Cheever, Roth y, en los últimos años, Erdrich, Vollmann, Denis Johnson, Franzen, Gaddis- que despiertan mil reflexiones acerca de los premios literarios españoles y catalanes.

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